jueves, 29 de octubre de 2009

Páginas de una historia


Nací en pequeño pueblo de la sierra madrilena el 5 de febrero de 1954 el día de Sta. Águeda, por lo que durante mucho tiempo odie mi nombre , Mª Isabel, deseando el nombre de la santa que me correspondió en suerte. Me mudé a Madrid con mis padres y con mis seis hermanos casi a la vez que en otro punto del planeta moría Frida Khalo y desde pequeña me incliné por el arte, a pesar de que mi parte de mente científica me empujó años después a la facultad de matemáticas. Tal vez necesitara la fórmula secreta para poder contar mis papeles, todos los hippies que había en Madrid o las buhardillas destartaladas en las que viví, desde que a los 19 años conseguí mi independencia, aún demasiado pequeña para soñar con vivir en Londres y cantar canciones en inglés.
Y llegaron los 21 al mismo ritmo con el que me despedía de las canciones de gramola de los bares del parque del oeste, cambiando de país, el español por el inglés y las matemáticas por el grabado en las escuelas de Epsom, Oxford y Banbury.
En 1980, aprovechando una vuelta más del globo terráqueo regrese a España, esta vez al norte del norte, y esta vez también para quedarme.
Desde entonces nacieron mis hijas, estudié para proyectista solar en una época en la que tomaban por raros a los defensores de la sostenibilidad y monté mi propia empresa dedicada a la fabricación de papel a partir de fibra recuperada, productos sostenibles del papel y formación medioambiental.
Más información en www.besarte.com

domingo, 25 de octubre de 2009

Breve historia de VLAdA


ORBIS TERRORUM

Desde que el mundo es mundo, el ser humano ha buscado la fórmula secreta que le permitiera desafiar a la casi siempre temible oscuridad.

El camino hacia la iluminancia que quizá naciera al abrigo del fuego en las faldas de cualquier colina, ha recorrido un largo trayecto hasta llegar a nuestros días. La luz artificial, (o como poder ver una sonrisa en cualquiera de las horas favoritas de Morfeo), ha bailado en los grandes castillos medievales en forma de candelabro, iluminó los Canales de Venecia, tal vez Macondo, y alcanzó casi el cielo cuando Mallory e Irving con una pequeña lámpara de aceite coronaron el Everest.

Sin embargo, en estos tiempos en los que se puede poner precio a casi todo, la proliferación de las lámparas incandescentes se ha convertido en algo así como Eldorado para las compañías energéticas, ya que al desprender únicamente un 20% de luz (el resto es calor) , de cada 100 euros que nosotros gastemos en iluminar las letras de la Regenta, por ejemplo, simplemente 20 euros nos trasladarán finalmente por las calles de Vetusta, perdiéndose al abrigo del calor sobrante los 80 euros restantes en uno de los yates de quienes seguramente nunca buscarán el continente perdido de la Atlántica.

(Probablemente, esto no es eso con lo que Edison había soñado)

Por el contrario, las lámparas de bajo consumo que serán nuestras compañeras de viaje obligatorias e inseparables en menos de tres años, como marca la nueva ley, emiten la misma cantidad de luz, perdiendo únicamente un 20% de calor, por lo que gastando 20 euros en iluminar el primer cumpleaños de un niño, 16 euros servirán para poder deslumbrar los regalos.

Es por esto, por lo que besarte, ha creado VLAdA, una tulipa de papel pentagonal de forma papirofléxica, que se engarza directamente en las bombillas de bajo consumo para lograr de forma sencilla y sostenible que los nuevos ambientes que crearemos a partir de mañana, ( ya casi hoy), tengan el esplendor y la magia de los palacios de los cuentos de hadas que quisiéramos contar en el día de mañana a nuestros hijos. Porque VLAdA, a través de besarte, posibilita un crecimiento sostenible de nuestro planeta por medio de energía renovables y materiales orgánicos. Una nueva decoración exquisita y diferente en un mundo que, para que siga siendo mundo, tendrá que renovarse...